EL BARBERO SÁDICO

Algo tan cotidiano como afeitarse era para el una gran terapia. Le gustaba alternar y conocer,hablar y ser escuchado.Ademas tenia suerte porque debía hacerlo cada día.        La ciudad empezaba a cansar ante su pesado parloteo.Apenas lo divisaban a lo lejos apuraban el cartel de cerrado.Me sorprendió ver en las noticias su lengua ensangrentada, cortada de un tajo sobre la bandeja de espuma.

DURMIENDO EN BRAZOS DE UNA PESADILLA

Estaba desesperado; no sabía cómo solucionar aquello que condicionaba su supervivencia. Le faltaban las fuerzas y el agotamiento le llevaba al sueño, pero no podía dejarse llevar… Despertaba sobresaltado para volver a intentarlo de nuevo.

Una pesadilla en el peor momento, cuando sólo faltaban pocas horas para que le rescataran de aquel accidente de montaña que le dejó inmóvil. Moriría de inanición si no conseguía abrir la única lata de sardinas en escabeche que le quedaba; pero no podía.

Aquello le parecía una ironía del destino; se podía leer en el envase: «ABRE FÁCIL».

F. Garci

Un mal sueño

Se repitió varias veces en mis sueños nocturnos.

Su cuerpo se escurria entre mis manos, su silueta aparecia flotando en las aguas oscuras de un mar abandonado.

Me despertaba sobresaltada, sudorosa, corría hacia  su cuarto me tranquilizaba su imagen plácida esobozando una sonrisa.

Tendré  que hacer un cursillo de natación para superar mi fobia al agua, pensaba.

Los miedos o los superas o convives con ellos siempre que no coarten tu vida, eso leí en algún tratado de psicología

El corazón manda

Lo había dejado escrito en su testamento vital.

Mi corazón será para un joven no mayor de treinta años.

Asi se cumplió y con el músculo se transplantaron también sus sentimientos, sus emociones.

Cuando una tarde el joven aún convaleciente, paseaba por el parque ,se cruzó con ella.

No lo dudó, se tiró a su cuello haciendola prisionera de sus besos y abrazos.

Su novia que le acompañaba quedó atónita ante la escena.

Te lo explicaré : esta es la dueña de mi nuevo corazón. «Lo siento».

 

 

A Miguel

 

Ella le dominaba y todos lo veíamos. Ella movía los hilos y Miguel, cual marioneta, bailaba. Ella le requería toda su atención y él se la daba a manos llenas a cambio de un rato de discutible bienestar. Miguel trató de abandonarla multitud de veces, pero ella sabe que los viejos hábitos son muy difíciles de romper. Por amor a ella robó, mintió, deshonró todo lo que le era sagrado y  sacrificó todo lo que le era amado.

Al final del camino, ella tan solo le ayudó a escribir su epitafio con sangre y tallarlo en su lápida con una aguja.

Abecedario Salvador

 

Alegría dio con la palabra mágica que la catapultó al interior del diccionario en donde se agarró a las letras para no hundirse. Si conseguía llegar al final se salvaría de irse al fondo de ese extenso mar de letras.

A Alegría, Basándose en el Cuerpo Chamuscado del Delito, Energía no le Faltó para Guarecerse. Hubo de Ir Jovial unos Kilómetros,  por la Larga Lluvia, Más de los Necesarios sintiéndose Ñoña. Obvio que, Para Quedarse Realmente Situada, Trató de Ubicarse en Vano en el Wolframio Xenófobo, Yendo directa a Zozobrar.

 

ACERAS

Cuando ya no pudo fingir más, Anastasio se fue de casa. Se hartó de pegar a su mujer e hijas como una obligación diaria. Asqueado de su ser irascible y violento, y sobre todo de tener que beber para conseguir aparentar ante sus amigos lo machote que era, lo abandonó todo y desapareció.

― Mi mujer se merece un hombre que la ame ― pensó Anastasio. ― Y yo también.

Conversar para morir en la orilla

Un hombre está subido al pretil de un puente. Con sus brazos rendidos parece dispuesto a saltar. Alguien se le acerca.

– ¿Sabe lo que va a hacer?

– Sí.

– Se quitará la vida.

– La vida ya la perdí. Sólo me queda el dolor.

– Pero seguramente provocará sufrimiento en otros.

– ¡Que se joda Hacienda¡ Ya me ha despellejado bastante.

– Me refiero a personas.

– El lunes el banco me echó de mi casa; ellos dicen que es su casa. Pero suyo sólo era el dinero que me prestaron. ¡Qué se creen¡

– Hay mucha gente que se solidariza con situaciones así.

– Ya. Tenía mi casa llena de camisetas de esas.

– Esas personas se preocupan sinceramente. ¿Tiene otros problemas?

– Hepatitis C. Los ahorros de mi madre se los pulió uno en un safari salvaje. ¿Sabe, hay algo que se llama caza fotográfica? Y para colmo, a mi cuñado, que es sindicalista, le sacaron un ojo los antidisturbios.

– Y me dirá también que su mujer le abandonó por otro.

– No.

– Bueno, ve, al menos en eso…

– Se fue con otra.

–  ¡Caramba, ya somos dos¡ Y como ve no pienso en arrojarme al vacío.

– Será fortaleza, creo que lo llamaban así.

– Pues entonces, si le parece, veamos lo fuerte que soy. Coja mi mano…

Las sirenas del camión de bomberos y de la guardia urbana los sobresaltaron, despanzurrándose en la orilla, entre dos enormes peñas afiladas.

DESPEDIDA

¿Que por qué lo hice?.El me lo pidió.

Mi número esta tarde sería especial. Lo haría en su honor. Se despedía de su público para siempre.

Me atavié para la ocasión con mis mejores galas: Capa negra, chistera, vara.

Se dejó caer desde el trapecio buscando el hueco exacto de la caja.

En ese momento yo pronuncie las palabras mágicas «ABRA» «CADABRA», destapé y no había nada. El público entusiasmado puesto en pie le dedicó un prolongado aplauso de despedida.