La Alternativa
El ruedo se prestaba a sensaciones placenteras, nos dijeron los veteranos.
Entramos, inquietud, tenue luz, miradas forzadas, carne esperando la embestida, cuadrilla de mozos con ansia de estocada, matadero de ilusiones.
Primero llegó su olor dulzón, luego su masa corporal bregada en tentaderos, sudor frío, temblé ante su bufido:
¡ Ea ! chico, ven que te hago un hombre.
Miré a Mariano y salimos corriendo.
Frente al rótulo con su luz roja, decidimos explorar el placer en otros territorios.