Unos Maravillosos Manolos.
No tengo pies, quizás podría vivir asumiendo mi tormento si no fuese porque adoro los zapatos e imaginar todo lo que haría con cualquier par de aquellos preciosos Manolos.
Sueño con ellos y mi ser se vuelve ágil y liviano hasta descender por las escaleras del mismísimo Moulin Rouge entre alegres y llamativas plumas de colores o bailar y cantar bajo la lluvia como en los mejores musicales de Broadway.Pero no
– Maldita Sea!!
Tuvieron que plantarme justo enfrente de la mejor zapatería de Madrid. …
La frase con la que debe empezar el microrrelato del martes es «No tengo pies».
Anuncios